Por: Apóstol Sergio Enríquez
Publicado el 4 de abril del 2010
Tenemos que recordar que El Señor no vino a predicar ninguna religión, pese a que Él nació dentro de la religión judía y cimentado con principios farisaicos; tampoco lo hizo Juan el Bautista, a quien Dios mandó como un mensajero, aunque se dice de él era de un grupo llamado: los esenios o hijos de la luz, y que como parte de sus costumbres se bautizaban siete veces al día y no le compartían sus secretos a nadie; cuando Juan el Bautista salió de los esenios, no salió contaminado con esa doctrina, sino diciendo: "arrepentíos y convertíos porque El Reino de los cielos se ha acercado", luego se apareció El Señor Jesucristo ungido diciendo: "arrepentíos y convertíos porque el reino de los cielos está con vosotros"; luego el Señor muere, resucita, y por cuarenta días le habla a sus discípulos; tanto hablaba del Reino, que los apóstoles le preguntaron si sería restaurado el reino de Israel en ese tiempo, y Él les respondió que no les correspondía conocer los kairos ni los kronos que Dios puso sobre Su sola potestad, sin embargo, serían bendecidos con poder.
Posteriormente, aparece el Apóstol Pablo quien lleva el mismo mensaje, que según lo narra el Libro de los Hechos, renta una casa por dos años y se queda predicando y enseñando sobre El Reino; eso significa que nosotros como cristianos tenemos un mensaje muy importante sobre El Reino, pero es necesario conocer que no sólo nosotros estamos hablando del Reino, sino que, existen personas que dicen que El Reino se debe establecer ya; a esa doctrina le llamamos "el reino ya", la cual dice que hay que tomar los sitiales de orden y de honor para que se pueda legislar la obligatoriedad de que todos deben aceptar a Cristo, que vendría a ser un estado religioso y no laico como lo es actualmente.
Se hallan ministros que están instalando e imponiendo El Reino, sin embargo quien lo instalará es el Señor Todopoderoso cuando descienda sobre la tierra y traiga consigo El Reino; no obstante existen algunas cosas de ese Reino que podemos ver ahora, y son precisamente las que se están renovando.
En el siguiente versículo, vemos que el reino ya les había sido dado, pero lo tenían que conquistar contra los filisteos el cual tendrían que renovar. La palabra "renovación" tiene que ser en el interior de nuestro corazón, por eso es necesario que analicemos nuestro interior para conocer cómo estamos con respecto al Rey; entonces, si vamos a renovar El Reino es como si fuéramos a renovar nuestros votos con El Señor.
Ahora podemos renovar El Reino y nuestro pacto con el Señor, y decirle: aquí estoy, te quiero obedecer; porque sabemos que El Reino está íntimamente ligado con trono, cetro obediencia y autoridad.
Entonces Samuel dijo al pueblo: Venid, vayamos a Gilgal y renovemos el reino allí.
(1 Samuel 11:14 LBLA)
Ésta renovación del Reino que nos habla el primer libro de Samuel se da en Gilgal, donde se dieron cosas muy importantes para el pueblo de Israel y que ahora, son una sombra para nosotros.
Cuando el rio Jordán se abrió, los israelitas tomaron doce piedras del lecho del río y con eso erigieron un monumento; doce es número que significa gobierno y cinco significa gracia; con estos dos números de la gematría bíblica El Señor nos bendice y nos levanta, por ejemplo: nos dice en el Libro Cantar de los Cantares: "He aquí, es la litera de Salomón; sesenta valientes la rodean, de los valientes de Israel." Donde sesenta es el resultado de la multiplicación de doce y cinco (12 X 5 = 60). En la Tanakh o el Antiguo Testamento, los libros están agrupados en conjuntos de cinco y doce; estos números se encuentran siempre conjugándose porque el cinco significa gracia y el doce gobierno.
El pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero y acamparon en Gilgal al lado oriental de Jericó. Y aquellas doce piedras que habían sacado del Jordán, Josué las erigió en Gilgal.
(Josué 4:19-20 LBLA)
En Gilgal donde se renueva El Reino, y es el testimonio de lo que deberíamos dar a nuestros hijos. Dios no nos llamó a ser cristianos, solo a nosotros, sino para que traslademos El Evangelio a todos, empezando por nuestra simiente, por eso la Biblia dice de Abraham, en una forma parafraseada: "yo voy a bendecir a Abraham porque yo se que él me enviara a sus hijos después de él para que me obedezcan". Es necesario que comprendamos que tenemos una congregación en nuestra casa, y tener claro en nuestro corazón que: "yo y mi casa serviremos a Jehová". Gilgal es un compromiso del que nosotros testificaremos a la gente, pero no a cualquiera, sino, empezando por nosotros mismos y luego continuar bendiciendo nuestra familia, porque ellos saben cómo vivimos. El llamado es: "atendamos la casa", sin embargo, eso no se puede lograr si El Señor no nos ayuda, porque escrito está en el Salmo 127: "en vano edifican los edificadores si Jehová no edifica la casa". Renovemos el pacto de testimonio con los nuestros, y que ellos sepan que amamos a Dios sobre todas las cosas; de ésta manera, les habremos enseñado a través de generaciones, porque no es justo que hayan hijos de cristianos que anden por caminos confundidos, necesitamos trasladarles la verdad, la luz de Cristo.
No podemos continuar dándole a nuestros hijos hogares disfuncionales, debe existir una figura paterna y materna dentro del hogar, matrimonios debidamente establecidos y bendecidos, y diciéndoles: no teman porque yo estoy aquí; si no existieran los padres biológicos, La iglesia está en la obligación de proporcionar padres espirituales. Si somos cristianos con hijos y nuestra casa primera está destruida, tendremos que hacer un esfuerzo para que sepan nuestros hijos que tienen padres espirituales temerosos de Dios.
Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando vuestros hijos pregunten a sus padres el día de mañana, diciendo: "¿Qué significan estas piedras?", entonces lo explicaréis a vuestros hijos, diciendo: "Israel cruzó este Jordán en tierra seca."
(Josué 4:21-22 LBLA)
Si vamos a renovar El Pacto y El Reino, entonces tendremos que quitar el oprobio de Egipto de nuestras vidas; donde como sabemos, Egipto es el mundo y oprobio es la vergüenza; es decir, debemos quitar la vergüenza del mundo de nuestra vida. Existen muchas personas que han cometido pecados de los que no quieren que se hable por ser vergüenza, pero en Gilgal El Señor quitó la vergüenza de Egipto, por lo que podemos decir: "estas cosas erais algunos de vosotros, pero habéis sido limpiados con la sangre del cordero", eso quiere decir que podemos andar con la frente en alto, no por orgullo sino por solvencia, porque El Señor sacó nuestros pies del fango cenagoso, nos limpió y nos hizo sentar con príncipes.
Entonces el SEÑOR dijo a Josué: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto. Por eso aquel lugar se ha llamado Gilgal hasta hoy.
(Josué 5:9 LBLA)
Renovemos el reino en Gilgal y circuncidemos nuevamente a los hijos de Israel, para quitar el prepucio de su corazón para no ser carnales y seamos fructíferos para renovar el reino en Gilgal. Abraham se circuncidó a los 99 años y luego pudo tener el hijo de la promesa quien nació cuando tenía 100 años.
Y sucedió que cuando terminaron de circuncidar a toda la nación, permanecieron en sus lugares en el campamento hasta que sanaron.
(Josué 5:8 LBLA)
Como cristianos no celebramos la pascua o la fiesta judía, porque cuando Jesús celebró la pascua, trasladó para el nuevo testamento la Santa Cena. La pascua era la proyección de La Santa Cena es una de las dos ordenanzas que Dios nos dio; la otra es El Bautismo y ambas representan la muerte y resurrección que se celebran en Gilgal.
Estando los hijos de Israel acampados en Gilgal, celebraron la Pascua en la noche del día catorce del mes en los llanos de Jericó.
(Josué 5:10 LBLA)
Vendrá el día cuando El Señor tome la Santa Cena literalmente con nosotros, lo dice La Biblia: "no volveré a tomar de este vino hasta que lo tome en el reino de mi padre", allí estaremos nosotros sentados con El Señor Jesucristo, a la cabecera con un vino nuevo en el reino del Padre.
Dr. Sergio G. Enríquez O.
Apóstol